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Iglesia de la Victoria, Padres Agustinos - Motril

         Había terminado La Guerra de Granada con la derrota y la expulsión de los moriscos, que supuso para la villa de Motril un enorme bache demográfico y económico, del que tardaría en recuperarse casi 30 años. La población se había empobrecido enormemente y, según testimonios de la época, vivir en esta villa se hacia bastante difícil para los pocos mas de 300 vecinos cristianos que habían quedado en ella.

         En este contexto socioeconómico, se produce en verano de 1572, una petición del Ayuntamiento al Padre Provincial de La Orden de los Mínimos de la Victoria, para que se fundase un convento en Motril, argumentando que los clérigos existentes en la iglesia Mayor eran insuficiente para atender adecuadamente las necesidades espirituales de los motrileños y forasteros, que venían a trabajar durante la temporada cañera.

         Esta petición causa un gran revuelo en la villa, ya que gran parte de los vecinos opinaban que el nuevo convento solicitado era innecesario, por que los 12 o 13 sacerdotes de la parroquia eran suficientes para la administración de los Sacramentos y que el costo que supondría la construcción del convento e iglesia para los habitantes de Motril, evaluado en 2.300 ducados, era demasiado elevado y los escasos vecinos eran muy pobres y no lo podrían pagar ni aunque se lo apremiasen con pena de cárcel. Por estas razones, no se había llegado a crear un convento dedicado a  Nuestra Señora de la Cabeza, de gran devoción entre la población.

         En realidad la petición del nuevo convento se había hecho por el Consejo Municipal, debido a una rencilla entre uno de los regidores y los clérigos de la Iglesia Mayor, al negarse estos a que, en el entierro de la mujer del Regidor, las campanas tocasen doble a pino, toque que estaba reservado exclusivamente para los difuntos varones.

         Finalmente el arzobispo de Granada autoriza a los frailes Mínimos de la Victoria la fundación del convento de Motril en 1573, planteándose a continuación la elección del sitio mas adecuado para su edificación. El Consejo propuso como sitio más idóneo el sur del núcleo urbano, en una huerta que era propiedad de Alonso de Contreras, los herederos de Francisco Ramírez de Madrid, Juana del Castillo y Juan Carrillo. Esta huerta lindaba al sur con la muralla y la acequia, al poniente con el Hospital de Santa Ana y su ermita, a levante con la muralla, la huerta del Malbar, antiguo cementerio musulmán, que era posesión de los herederos de Ramírez y solares de la citada Juana del Castillo. Por último lindaba al norte con una serie de casas de diversos propietarios, bastantes de ellos moriscos expulsados y que estaban siendo reparadas por la Junta de Población de Granada para ser vendidas.

         Se consiguió sin dificultades la donación de la huerta y se adquirieron las casas; comenzándose las obras con su derribo en 1578 y la apertura de las zanjas para los cimientos del convento. En 1579 las obras continuaban sin interrupción, tomándose posesión del solar para construir la iglesia en 20 de abril de 1580. En este año los Ramírez donarían la huerta de Malbar, con una extensión de 1,5 marjales, para la ampliación del convento.

         Ignoramos el arquitecto que los diseño y los maestros que se encargaron de la obra, auque si sabemos que se trató de un edificio conventual basado en una organización bien modesta, con la iglesia situada en el costado oeste, constituyendo un bello conjunto de arquitectura monástica prebarroca en la que persistían recuerdos de la fuerte tradición mudéjar. Conocemos parte de su distribución gracias a que se han conservado planos y algunas fotografías. Poseía claustro con escalera de comunicación y a su alrededor las dependencias tales como refectorio, celdas dormitorio, biblioteca, almacenes, bodega, etc. El patio era de arcos de medio punto sobre columnas de estilo toscano y galería superior con arcos de menor altura, también toscanos; todo proyectado en líneas muy simples y con la única decoración de pequeños retales en las claves de los arcos. El convento incendiado en la Guerra Civil, no fue reconstruido posteriormente y fue completamente derribado para construir en su solar un colegio. Solo se ha conservado, ciega, en el muro oeste, la portada de entrada construida en piedra gris de la cantera del Cerro del Toro y rematada por el escudo de la Orden de los Mínimos de la Victoria.

         Lo más importante de todo este conjunto era la iglesia que, aunque habiendo perdido parte de su decoración interior, imágenes y armadura de madera; ha conservado con pocas modificaciones su obra de fábrica, mostrándonos la clara simbiosis, como afirma el profesor José Manuel Gómez-Moreno Calera, entre las tradiciones mudéjares y las corrientes contrarreformitas prebarrocas.

         Este convento e iglesia, saqueados y convertidos en cuartel por los franceses durante la ocupación de Motril por las tropas invasoras, perteneció a la citada orden mínima hasta la desamortización de Mendizábal. Fueron, después, adquiridos por el Ayuntamiento y destinados a secadero de seda y a teatro municipal. Pasó en el último tercio del siglo XIX a ser ayuda de parroquia y, por último, hace ahora un siglo, ocupados por la orden de los Agustinos Recoletos, que poseen la iglesia en la actualidad.

         Durante la Guerra Civil Española, en la trágica madrugada del día 25 de julio de 1936, es el primer edificio en ser incendiado por las fuerzas republicanas que entran en la ciudad. El asalto destruye completamente el templo al igual que el convento anexo, que sirve de residencia a los frailes Agustinos Recoletos.  Desaparece la decoración, ornamentos y prácticamente todas las imágenes y retablos, particularmente es de lamentar la perdida del retablo de la capilla mayor de estilo renacentista y las imágenes de Santa Ana, atribuida al taller de Alonso Cano y un magnífico crucificado a tamaño natural, catalogado equívocamente como obra de Pedro de Mena. No será hasta 1948 cuando los religiosos vuelvan a Motril para restablecer su comunidad, que en esos momentos permanece asentada en una casa particular. Años más tarde, concretamente en 1953, se acometen las obras de reconstrucción de la iglesia, que felizmente se inaugura en el mes de septiembre de 1957. Cuenta en esos momentos con escasas imágenes, entre las que podemos destacar la Virgen de la Victoria, San José o Santa Rita.

         Después de la contienda la iglesia fue restaurada, no ocurrió así con el convento que fue, como citamos anteriormente, derribado íntegramente para, en su solar, construir el actual colegio de San Agustín.

         Por suerte, para el patrimonio histórico y artístico de Motril, nos ha quedado la Iglesia de la Victoria, recuerdo del primer convento de la cuidad y ejemplo de arquitectura prebarroca con una fuerte tradición mudéjar andaluza, que presenta indudables relaciones con la Iglesia del Convento del Carmen de Alhama de Granada y con la del Convento Carmelita de Antequera.

         Algunas fotos antiguas de la facha de la Iglesia de la Victoria, P.P. Agustinos, y de la parte posterior del antiguo Convento. Para ver mas fotos ir a galerias - fotos.

 

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